(Pedido de publicación Carta Abierta Venado Tuerto) Vivimos tiempos de desafío y de riesgo. Tiempos de urgencia y de esperanza. Demasiadas cosas están en juego como para soslayar el dramatismo de la hora. Sabemos, siempre lo supimos, que los proyectos transformadores de matriz popular y democrática se enfrentan -tarde o temprano- a aquellas fuerzas poderosas que desde el fondo de nuestra historia, una y otra vez, han buscado sostener su dominio porque creen -con su visión patrimonialista- que el país les pertenece. Que siempre les ha pertenecido.
Este momento de alta preocupación, nos plantea reponer fuerzas y dignidad para la lucha. Eso nos exige implacables esfuerzos para que la devaluación no recaiga en los amplios estratos de las clases populares, históricamente, las más perjudicadas por este tipo de medidas, tal como fue expresado en la Carta Nº 14.
La defensa de los “Precios Cuidados” es, en ese sentido, una tarea primordial. Pero no deja de ser una medida económica del Gobierno nacional que debe ser apoyada por otras acciones, y que ha comenzado a poner en discusión el modo y los sujetos que forman los precios.
Hay tareas de fondo que deben ser pensadas para completar la travesía que nos lleve hacia la soberanía alimentaria, tarea que ya no permite más dilaciones.
Poco tiempo se dedica hoy a valorar lo que se ha conquistado en estos arduos y sorprendentes años en los que el país logró recuperar la brújula de su historia, dejando atrás, como no se cansaba de decir Néstor Kirchner, el infierno en el que nos habíamos convertido como sociedad.
El acuerdo llamado ‘Precios Cuidados’, si bien se ha creado con el objetivo de aplacar la inducida escalada inflacionaria generada por los grupos de poder económico concentrado, colateralmente parece haber servido para que invitarnos a madurar en cada ciudad, la necesidad de fortalecer la soberanía alimentaria en medio del desarrollo de las economías, ya sea a nivel regional como nacional.
Antes que nada, será necesario preguntarnos si en verdad resulta positiva la concentración de poder de algunas empresas nacionales y multinacionales que se asignan márgenes de utilidad exorbitantes, hecho que hoy les permite incumplir los acuerdos y las imposiciones del estado y desoír los pedidos de los sindicatos.
O preguntarnos si nos beneficia que en ninguna de las sucursales de estas cadenas que funcionan en nuestra ciudad, no se expenda ni un sólo producto elaborado en nuestra región. ¿Acaso no debería estar presente el rol del Estado Municipal en el equilibrio de estas situaciones?
Como estamos enmarcados en un proyecto político de raíz nacional y popular que apunta a buscar la igualdad, desde hace muchos años, por la instalación de grandes superficies comerciales, observamos con estupor la importante transferencia de recursos financieros de los venadenses hacia otras ciudades. Y eso no nos parece ecuánime.
Nuestra balanza comercial tiene saldo negativo. Nos hemos convertido en una ciudad importadora de alimentos, mientras se sigue manifestando públicamente que somos una región productora. A la hora de actuar, terminamos importando de otras regiones del país, resintiendo nuestra economía regional y local.
Pensemos en si las grandes cadenas de supermercados realmente resuelven nuestros problemas de abastecimiento con las promesa de precios más bajos, al tiempo que no dejan ninguna utilidad en nuestras zonas de influencia, ya que centralizan absolutamente la comercialización.
Vemos necesario que exista un mayor compromiso del Estado Municipal, con un decidido apoyo a los productores locales y regionales diseñando salidas creativas. Y lo vemos necesario para que disminuya la brecha entre lo mucho que se importa en materia de alimentos y otras mercaderías, la producción local, y lo poco que se comercializa en nuestra propia ciudad.
La feria de productores que funciona sábados y miércoles frente a la Plaza principal, es un buen intento, pero es insuficiente. No obstante, reconocemos que se adquirió experiencia. Es positivo que se consulte a esos productores y a tantos otros de la ciudad y la región, con el fin de llevar adelante planes de comercialización con apoyo a los productores regionales, de manera de lograr que el dinero que gastamos los venadenses circule entre nuestra comunidad. Quizás ya nos estamos planteando la creación de un Mercado Central Municipal Regional. Sería el momento oportuno.
Una decidida acción del Estado municipal no debería conformarse con una pequeña feria de fin de semana. Hay que pensar en convocar a empresarios de Pymes y comerciantes, para juntos, pensar nuevas formas de asociaciones que permitan acortar la cadena de comercialización. Tenemos que avanzar hasta lograr que la compra y venta de productos alimentarios se lleve a cabo a diario, orientando la movilidad del dinero para que la mayor parte de esos pesos circulen en nuestra ciudad y región.
De ese modo, estaremos logrando ampliar efectivamente las acciones en defensa del acuerdo lanzado por el Gobierno nacional, y avanzaremos aún más para trabajar entre los distintos sectores hacia precios pensados.
