Noelia es una venadense de 34 años y protagonista de una historia conmovedora. Ella, desde hace tiempo está en busca de su identidad, de su verdadera identidad, y es que siempre supo, desde que era muy chica, que sus padres, los que la criaron con un gran amor, no eran sus padres biológicos, sino que era adoptada. Pero aunque fue dueña de una infancia feliz rodeada de afecto y de todo el amor que un niño necesita, ahora quiere cerrar esa incertidumbre que significa saberse hija de alguien que no conoce. A través de las redes sociales y con un montón de gente conocida, amigos y otros que se van sumando en el camino, Noelia inició, con los pocos datos que tiene en la mano, la búsqueda de sus progenitores, de aquellos que, movidos por motivaciones que solo ellos sabrán, la dieron en adopción. Pueblo Regional dialogó con Noelia para conocer su historia y, porque no, sumar un granito de arena para un reencuentro, ese que le pertenece por derecho. “Me llamo Noelia Vanesa Mondino, y en mi acta de nacimiento figura como que nací el 6 de enero de 1986. Desde niña, de cuando era chiquita me dijeron que era adoptada; mis padres adoptivos siempre fueron sinceros conmigo pero nunca me dijeron quien me había dado, supuestamente ellos no sabían. Vivo en Venado Tuerto. Desde que me trajeron siempre viví acá. Mi mamá era de Santa Fe capital, ella se casó con mi papá que era de María Teresa y se vinieron a Venado. Trabajé mucho tiempo en la Municipalidad, también en Correo Andreani y hoy en día soy ama de casa y me dedico a la crianza de mis hijos. Soy casada, tengo un marido fabuloso que se llama Gerardo; no estoy sola en la vida, porque si bien mis papás faltan yo tengo mi familia. Tenemos dos nenas, Guadalupe de 5, Catalina de un mes y Valentino, que tiene 15 años y es hijo mio; formamos una familia hermosa. Somos muy unidos. Mi esposo siempre me ayudó en esta búsqueda, solo faltaba decidirme y arrancar; cuesta, porque hay muchas incertidumbres y uno no sabe con que se va a encontrar. Hace muchos años arranqué terapia y la psicóloga siempre me indicaba que yo debería averiguar, pero recién me animé a mis 34 años a empezar esta búsqueda».
La infancia de Noelia fue muy feliz, y para ella, más allá de saber sobre su origen, sus padres adoptivos siempre fueron sus padres, pero después del fallecimiento de su mamá, se animó a buscar a sus lazos sanguíneos. “Tuve una infancia super feliz; mucho amor de parte de mi mamá, mi papá y de la familia entera porque todos me aceptaron y hoy en día tengo mucho apoyo de mis tíos y somos una familia muy querida. Hace un mes fui mamá y todo esto me removió bastante para iniciar mi búsqueda. Siempre quise saber, pero como mi mamá me decía que le iba a causar un dolor grande si buscaba a quien me había dado, por respeto a ella nunca lo hice. Además nunca lo necesité, porque yo amé mucho a mi padres. Hace cuatro años me quedé sin mamá y las cosas cambiaron. Hoy siento que necesito abrir un nuevo capítulo en mi vida y necesito saber de donde vengo, es un derecho que tengo”.
Un reencuentro imaginado
Desde nuestro lugar, es inevitable intentar ponernos en los pies de Noelia y pensar, si fuéramos nosotros, que nos pasaría por la cabeza y como imaginaríamos a esa personas que estamos buscando y de la que no conocemos nada, además, como evitar caer en frustraciones al pensar que quizá nunca podamos llegar lograr el objetivo. Se lo preguntamos a ella, y respondió: “Soy muy creyente, y tengo mucha fe en que la voy a encontrar. Hay mucha gente que me ayuda y me acompaña en esto. Es muy fuerte pensarlo; me imagino que me voy a encontrar con una persona que me va a contar su historia y nos vamos a entender”.
Por último, y redondeando esta enorme historia de búsqueda que conmueve y entusiasma a colaborar en lo que se pueda para que Noelia pueda conocer algún día su historia completa, Noelia Mondino nos relató los datos que tiene sus padres biológicos y sobre su historia antes de ser adoptada, relatando que “lo único que se de esta historia es lo que me contaron, que vengo de Tostado. Tengo una tía ( de su familia adoptiva) que se llama Esperanza y trabajaba en Santa Fe, en UPCN. Tenía contacto con los hospitales de la región por las donaciones y se que la conexión está ahí, que una enfermera de Tostado le avisó a ella que había una nena para dar. Mi tía, sabiendo que mis papás no podían tener hijos y que querían adoptar, hizo de nexo. Yo no sé esa parte de la historia, quien me llevó a la casa de mi tía en Santa Fe; sí se que mis padres me fueron a buscar desde Venado allí, y sé que nací en Tostado, pero no sé bien la fecha, porque estoy anotada el 6 de enero de 1986 en Teodelina por un médico que les hizo la “gauchada”, asique quizá la fecha real sea anterior”.
