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Los que quedan en la calle: dos historias detrás del cierre de Chauteabriand

Martín Fernández y Nicolás Polidori son dos de los setenta trabajadores que el viernes recibieron la noticia que se quedaban sin trabajo en la fábrica Chauteabriand de Carmen. Repentinamente, Aldo Muscolini, el dueño de la empresa reconocida zonalmente por la producción de quesos, dispuso cerrar las puertas y dejar a las familias completamente en la calle, una decisión que en el panorama actual es un golpe certero a la región.

Ante esa situación, los trabajadores decidieron organizarse y pasar la fiesta de fin de año dentro de la fábrica como medida para proteger las maquinarias y mercaderías e impedir que se iniciara el vaciamiento. “Lo más angustiante, además de perder el trabajo, es haber tenido que pasar las fiestas lejos de la familia. Si quería que explote todo, por lo menos podría haber esperado una semana más”, comenta.

En el transcurso de conflicto, los trabajadores fueron realizando diversas propuestas para mantener la producción y sostener los puestos de trabajo. Sin embargo, ninguna de las alternativas fueron aceptadas, lo que evidencia una predisposición a poner un fin a la actividad del establecimiento y comenzar un vaciamiento de la empresa.

“Al no tener respuesta, estamos cuidando la maquinaria y la mercadería, porque todavía se nos debe diciembre y aguinaldo. Representativamente, a nombre de él tiene ésta fábrica y la distribuidora de Paladini. Tiene ingresos para solventar las cosas. Inclusive se había ofrecido retiro voluntario para los que tenían una visión de trabajo y así beneficiar a los que quedaban, y no se aceptó”, explica Martín.

La mayoría de los trabajadores son jóvenes y con hijos chicos. La decisión patronal encarna una violencia inusitada que contrasta con la determinación pacífica en la protesta de los trabajadores. “Es una medida pacífica, lo único que se hace es aguantar para que no ingrese nadie de la patronal y hagan el vaciamiento de la fábrica. Con lo único que nos podemos cobrar es con lo que está adentro”, agrega Nicolás.

En la mayoría de los casos, las familias de los trabajadores se sustentan con el salario de la fábrica. Nicolás, que es delegado de comisión, tiene 31 años y hace once que trabaja en Chauteabriand. Antes se había dedicado a la albañilería, apenas terminó el secundario. Está casado y tiene dos hijos, uno de nueve y otro de un año y medio. También ellos quedaron en desamparo absoluto tras la decisión de Muscolini. “Desde ya que mis viejos me van a hacer el aguante, pero es jodido andar molestándolos. Yo me independicé y no me gusta andar molestado, porque ellos tienen también su situación, son jubilados”, detalla.

“Nunca me imaginé que me iba a quedar sin trabajo a esta edad. Si se cruzaba por la cabeza por la forma de trabajar del dueño, pero teníamos la esperanza de que aparezca un comprador y se solucione todo. Pero los supuestos compradores desaparecieron y este tipo llegó a esta conclusión. Esto es algo desesperante, somos todos chicos de pueblo, con familias a cargo. Es una situación feísima, tanto para nosotros como para el pueblo”.

Por su parte, Martín tiene 33 años, y también está casado con dos hijos, de cinco y dos años. La esposa es estudiante del profesorado de matemáticas y el de la fábrica era el único ingreso familar. “Teníamos esperanza de que podía mejorar, por eso nos cayó bastante mal. Nos cacheteó. Yo les avisé el viernes, estaban al tanto de todo lo que pasaba. Ese día teníamos una asamblea”, cuenta.

La fábrica llegó a trabajar 33 mil litros diarios. Si bien los últimos meses se notaba la caída de las ventas y se trabajaban tres días a la semana, los trabajadores afirman que hubo desmanejos administrativos y que se notaba la voluntad de la patronal en vaciar la empresa. “Nunca imaginamos que íbamos a pasar esta situación. Siempre analizamos que esto era un capricho, porque las empresas que tienen daban rentabilidad. Tiene una sociedad de aviones fumigadores, alquileres de campo, propiedades en alquiles, la distribuidora de Pepsico, de Paladini, los camiones de distribución”, afirman los trabajadores.

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