El ingreso del Pro a la Unión Demócrata Internacional, la liga de partidos de derecha que agrupa a los más selectos representantes de todo el mundo, funcionó como un sinceramiento de lo que hasta ahora intentaba disimularse detrás de argumentos poco claros. Con esa nueva confirmación, el papel de la Unión Cívica Radical, tradicional miembro de la Internacional Socialista y portavoz de la socialdemocracia en la Argentina, queda en un brete de difícil resolución.
La alianza en el frente Cambiemos puso en cuestión cada uno de los resortes políticos e ideológicos del partido de Yrigoyen y Alfonsín. Uno de los detractores más relevantes de los acuerdos con la derecha es el exvicegobernador y actual diputado Jorge Henn, quien emitió un comunicado solicitando que la UCR abandone Cambiemos.
“En el diario Clarín sale algo que sabíamos que era una verdad a luz, que es que el Pro empezó a formar parte de una liga de partidos de derecha en el mundo, junto con el Partido Republicano, el Partido Conservador inglés, el partido de Aznar, todos los actores que conocimos en los ’80 y que son los que generaron las condiciones para que en el año ’76 se inicie un plan de exterminio y saqueo, la peor época con Martínez de Hoz. No nos podemos olvidar de eso”, comenta.
La reunión que mantuvo el presidente Mauricio Macri con referentes radicales de distintas provincias para discutir el panorama electoral y definir candidaturas, suma una cuota de preocupación para los representantes partidarios provinciales que apuestas a la duración del Frente Progresista y temen la destrucción total de la tradición y las bases programáticas del radicalismo histórico. En ese sentido, Henn pide una convención nacional para rediscutir el rumbo: “con esto, el Pro se sincera, sale del closet. Eso es bueno, porque en todas las democracias hay partidos de derecha, que nacieron con una visión unitaria y la visión de un presidente y una vicepresidenta de dos barrios chetos de la Ciudad de Buenos Aires. Los radicales no queremos estar ahí y sentimos vergüenza con declaraciones como las de Gómez Centurión”.
El oportunismo electoral que se apunta en la decisión del radicalismo de hacer frente con la derecha neoliberal supone una réplica de anteriores experiencias que produjeron un serio desgaste en el partido. La invención de la Alianza, con el final de crisis y estallido social, vuelve con un fantasma a partir de la presencia de muchos de los mismos funcionarios que llevaron al desastre. “O abrazamos la política como instrumento de cambio, o aparece la especulación política. Lo importante es lograr la mejor negociación política en un momento determinado, pero eso no es lo que decía Alfonsín. No se puede ser las dos cosas, porque es hipocresía de mala calidad”, dice Henn.
