La Universidad Católica Argentina (UCA) presentó un nuevo informe sobre la pobreza y la indigencia en la Argentina. Los números dan un panorama desalentador sobre la situación social de un país atravesado por la crisis económica. Según el informe, actualmente hay un 33.6% de pobres y un 6,1% de indigencia, cifras que reflejan un aumento respecto a las anteriores mediciones. Se trata de una comprobación fáctica de uno de los mayores fracasos entre las promesas de campaña del gobierno nacional: la pobreza cero.
En la última estimación del 2017, la pobreza había marcado un 28,2% y la indigencia un 5,7%. En el caso de los hogares, el año pasado había sido de 20,9% en la pobreza y el 4,1% de indigencia, mientras que este 2018 alcanzó a 25,6% y 4,2 de indigencia. De estos porcentajes se deduce que son al menos 2,2 millones de personas las que se sumaron a la lista de pobres y 170 mil personas que se encuentran ahora en la indigencia.
Esta situación abre el interrogante sobre la realidad venadense. Como PUEBLO Regional manifestó a lo largo de todo el año, los niveles de pobreza e indigencia fueron en aumento, expresándose, entre otras circunstancias, en la apertura de nuevos comedores y merenderos ante el incremento de la demanda. Fueron varios referentes barriales que expresaron las dificultades que las familias fueron viviendo en un año marcado por la caída brusca del consumo de alimentos y el engrosamiento de los que no pueden pagar los servicios. Uno de los aspectos destacados y que revela la urgencia que se vive en ciertos sectores de la ciudad, fue que ya no se trata solo de chicos que asisten a buscar un plato de comida, sino que lo hacen acompañados por sus padres.
Según un relevamiento del Área de Desarrollo Social de la Municipalidad de Venado Tuerto al que tuvo acceso PUEBLO Regional en octubre, en Venado Tuerto son 50 los espacios abiertos para brindar un plato de comida a quienes más lo necesitan. Se trata de comedores y merenderos que funcionan en instituciones educativas, y otros que se pusieron en marcha en instituciones intermedias o casas particulares ante la urgencia de la gente de los barrios.
Algunos de estos espacios son: Altar de Adoración; INSA (jubilados); Creciendo con Jesús; Eben Ezer; Esperanza; Horita Feliz; Jesús de Nazareth; Jesús Misericordioso; Los ángeles; Pancita llena, corazón contento; Mana “Pan del cielo”; San Cayetano; Mana; Aulas educativas “Tony”; Zaetas de salvación. A su vez, la lista de merenderos abiertos incluye: Los niños de Mirian; El ángel azul; Heredero; Los peke; Manos solidarias; María del Rosario de San Nicolás; Di Martino y Alem; Felíz si das; Día nuevo; Jesús El salvador; Mimarte; Pulguitas; Sonrisas del Ciudad Nueva.
Según el Banco de Alimentos, para julio del año pasado ya eran alrededor de 2.500 personas las que iban a los comedores en la ciudad. El número se vio incrementado en los últimos tiempos y actualmente sobrepasa las posibilidades de los espacios donde se brindan. En aquel entonces, desde la organización comentaron que el 95% de los que asistían afirmaba que el Banco les permitía acceder a la alimentación básica. La agudización del deterioro económico durante el 2018 llevó esos casos a niveles de urgencia extrema.
El repaso de los hechos transcurridos en el 2018 da una pauta de la alarmante condición que padecen muchos venadenses. El reciente episodio de una casa incendiada por una vela que usaban para iluminarse por haber sufrido el corte de luz al no pagar la boleta, o el caso del hombre que se paró en la rotonda con un cartel para pedir trabajo, son algunas de las imágenes que sintetizan la desesperación de los que reciben el golpe mayor de una crisis que aún es negada en sus causas profundas por las autoridades nacionales y sus representantes locales.
