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El sueño de ser Sheriff

(Nota publicada en primera edición de diciembre de PUEBLO Regional) Por Pablo Tomás Almena

El senador Enrico confirmó en exclusiva a PUEBLO Regional que se reúne con la policía, le imparte sugerencias y hasta le solicitó un informe de inteligencia. Pero esa actividad para él, ‘legítima y necesaria’, para muchos excede sus funciones y hasta se torna ‘ilegal y peligrosa’. La presión sobre la policía generó que octubre y noviembre fueran meses donde se multiplicaron los casos de violencia policial en la ciudad y hasta gendarmería entró en esa lógica. La visita de Chaumont, para muchos, vino a poner coto al doble comando político de la policía.

Venado Tuerto- De un tiempo a esta parte datos aportados por funcionarios provinciales y judiciales señalan la existencia de reuniones periódicas que mantiene el senador Lisandro Enrico con los altos y algunos medios mandos policiales de la ciudad. Reuniones de tipo privadas, en su despacho particular. Allí el senador ejercería una suerte de conducción paralela de la fuerza policial, por fuera de la que ejerce el Ministerio de Seguridad. En estas reuniones no solo se presentarían reclamos de vecinos o señalamientos e inquietudes, sino que se impartirían órdenes operativas y hasta la solicitud de realización de informes de inteligencia.
La última semana de octubre y los primeros 20 días de noviembre tuvieron en las calles de la ciudad una particular escena de violencia institucional y saturación policial por “la necesidad de mostrar resultados para que la gente se sienta segura”. Aquel clima de cacería en las barriadas duró precisamente hasta la visita del secretario de Seguridad Gerardo Chaumont a la ciudad de Venado Tuerto.

Una partida de truco
El 25 de octubre pasado, siendo la 1.35 varios móviles arribaron al barrio Alejandro Gutiérrez. En la esquina de Rosado y San Luis se encontraron con un grupo de jóvenes que, según la versión policial, los habrían insultado; y según la versión de los testigos sólo se encontraban charlando y tomando unos tragos. El personal policial habría descendido del vehículo, comenzando a realizar averiguaciones sobre quiénes eran los jóvenes, qué hacían en el lugar; para luego patear sus pertenencias. Empujando a algunos e inmovilizando a otros. Ante esta situación, un vecino a quien denominaremos “L” (padre de uno de los jóvenes) habría reaccionado desde la vereda opuesta exigiéndole a la policía que dejara de molestar a los jóvenes. La reacción del vecino habría incluido insultos. La policía contestó los agravios y avanzó sobre “L”. Dos de los jóvenes comenzaron a lanzar piedras a los móviles policiales. “L” ingresó a un domicilio y volvió a salir. Según algunos de los testimonios, se habría escuchado la voz de una vecina que le sugería: “Deja eso por favor”. El resultado del incidente fue una balacera que está investigando la justicia. Se hallaron en el lugar dos cartuchos de escopeta y 8 vainas servidas de 9 milímetros. Una altísima fuente judicial planteó en off a Pueblo Regional: “Lo que no se puede hacer es repeler de esa forma en un barrio donde la gente es humilde, las paredes son finas; y hay que tener actitud tranquilizadora. Utilizar balas de goma, tirar con anti tumulto y no que te queden 8 vainas servidas de 9 milímetros en el suelo, porque quien puede matar a alguien es la propia policía tratando de repeler la agresión de un tipo violento que te tira con un arma”.
La cuestión derivó en una investigación sobre todo el Comando Radioeléctrico para descular la letra fina de semejante abuso en la utilización de la violencia letal. El funcionario judicial agregó: “Nuestra policía tiene este problema de que cuando reacciona en el medio de un operativo comando no piensa, entonces pasa esto”. Más aún cuando la insistencia mediática y el discurso político exacerban el reclamo de la sociedad que no siempre tiene la templanza que deberían tener los dirigentes y funcionarios.
El 30 de noviembre, promediando las 22 un joven de 17 años se encontraba en el playón junto a la Casa del Bicentenario con sus amigos. Estaban en moto. Un grupo de efectivos de Gendarmería llega al lugar, ante lo cual los jóvenes deciden marcharse del sitio. Los gendarmes se lanzan a una persecución tras los adolescentes. Uno de ellos, ante esta situación, se detiene y desciende del rodado. Los gendarmes, según consta en sede judicial, sin mediar palabra lo comenzaron a golpear. El joven quedó tendido en el suelo. Se sumaron a la golpiza otros efectivos de esa fuerza. Otro móvil de Gendarmería llega al sitio y quienes venían a bordo la emprenden también a golpes contra el joven. Uno de ellos detuvo la golpiza y le ordenó al menor que “desapareciera”. Éste, aterrorizado, salió corriendo por la calle. Los gendarmes cargaron la moto en el móvil y se retiraron del lugar.
Otra altísima fuente judicial, sobre ese período que va de mediados de octubre a fines de noviembre, señaló: “Lo que sucedió fue que (desde la provincia) salieron a hacer operativos de saturación con Comando Radioeléctrico. Y eso, por lo general, genera situaciones de violencia porque muchos de los que hacen calle en el Comando suelen tener conflictos con los propios vecinos porque los conocen en la intimidad, los frecuentan y, en algunos casos, hasta suelen tener negocios en común. Por ejemplo, hubo un encarnizado tiroteo que se está investigando donde hay varias armas secuestradas en el barrio 05. Al mismo tiempo la Municipalidad como pasaba esto, salió a hacer un convenio con Gendarmería, para no quedarse corto con la idea represiva y mostrar presencia de la Nación (…). Pero Gendarmería, de a poco, entró en la misma lógica de violencia”.
El funcionario se refiere al convenio firmado por la Municipalidad de Venado Tuerto para incorporar a las fuerzas federales a los operativos de control de tránsito en las calles de la ciudad. Mate de por medio, el hombre del Poder Judicial continuó: “(…) porque sino Enrico es el Sheriff de la patria. Entonces desde la Municipalidad salieron a hacer ese convenio y metieron a Gendarmería a la ciudad. Y Gendarmería empezó a fajar gente, y durante 15 o 20 días tuvimos unas corridas para ver quién fajaba más. Esto comenzó hace mes, mes y medio”. Según la misma fuente este sería uno de los motivos por los que la estrategia de la Municipalidad de presencia de Gendarmería en las calles volvió sobre sus pasos. La estrategia de Enrico (que contradice los planteos formales de la conducción policial del Gobierno de la Provincia) continúa.

El sueño de una Venado militarizada
Una de las órdenes impartidas por el senador Enrico en las reuniones periódicas con la policía de la ciudad consistió en la solicitud de que se confeccionara un informe de inteligencia donde se sindicaría los domicilios e identidades de los vecinos de Venado Tuerto que, supuestamente, poseerían armas de fuego y estarían vinculados de alguna forma al delito. La problemática concreta de la existencia de armas en domicilios (y el agravante de si pertenecen a personas vinculadas a la actividad delictiva) es prioritaria, es cierto. Detrás de esa nómina, el sueño del senador Enrico planteado en sendas reuniones con funcionarios del Ejecutivo local, de funcionarios judiciales y hasta de periodistas, era la realización de un mega operativo de gran trascendencia mediática, con allanamientos masivos, trabajo conjunto de la policía de Santa Fe, las Tropas de Operaciones Especiales (TOE) y otras fuerzas de seguridad, helicópteros y hasta drones. Todo para la foto. Enrico da su explicación: “Genera impacto en la gente que se siente más segura”. Para otros esa necesidad de “televisar” el operativo tendría que ver con una cuestión de posicionamiento personal. Concediendo que los argumentos reales sean los de Lisandro Enrico ¿Puede un senador (cuya tarea constitucional es legislativa) ejercer la conducción de las fuerzas de seguridad de la provincia que dependen del Poder Ejecutivo? ¿Acaso no contribuye con esa superposición de funciones al histórico doble y triple comando policial, que deriva en órdenes contradictorias, procederes delictivos y autonomía policial? Algunos señalan que la visita del secretario de Seguridad Chaumont vino a tratar de acotar implícitamente esa injerencia y a reforzar los mandos naturales. Enrico, por su parte, dice: “Es lo que hay que hacer por la gravedad de la situación”.

Enrico bajando órdenes a la policía
La denuncia pública del diputado Darío Mascioli sobre la injerencia del senador Lisandro Enrico sobre las fuerzas de seguridad en nuestro departamento no es un desvarío. De hecho, muchos aseguran que la visita del ministro de Seguridad Chaumont apuntó a dejar en claro la cadena de mando político-policial en la región. Oscar Pieroni, en diálogo con este cronista remarcó que Chaumont “lo que plantea en todo momento cuando habla, si prestas atención (no lo dice en estos términos), es que la policía sólo puede existir con una cadena de mando muy férrea y única, y que la conducción y responsabilidad política es del Ministerio (de Seguridad). Eso es lo que reafirma en cada momento y lugar. Quiere fortalecer la cadena de mando”. Pieroni no hace referencia explícita al senador Enrico.
Por su parte el secretario de Gobierno municipal Jorge Lagna comentó que “la reunión (entre el senador y los jefes policiales) la admitieron los propios policías. Hubo una reunión (de Junta de Seguridad) muy fuerte en la Municipalidad, con los comisarios, donde Enrico dijo que había 25 domicilios con armas, que estaba trabajando con la policía y que iba a pedir el allanamiento en forma masiva. Esa gran discusión se dio en la reunión normal de seguridad, en la que estaba yo, Lombardi, el fiscal Martín y otros tantos funcionarios. Yo le dije ¿Enrico es el jefe de la Policía? ¡Es poder legislativo! Se está inmiscuyendo en áreas de ustedes. Y la policía dijo que a ellos los convocan los legisladores”.
PR consultó al delegado del Ministerio de Seguridad Juan Enrique Lombardi sobre las reuniones que mantiene el senador con los mandos policiales. El funcionario respondió: “Se reúnen en las oficinas de Enrico, en el Nodo, en la Cámara, en la Comisaría 2da. (de Venado Tuerto). Hay distintos perfiles y temáticas. Mañana (Darío) Mascioli quiere hacer una reunión con los jefes Policiales, para ver cómo se está trabajando”.
Consultado sobre si era de su conocimiento que el senador era quien bajaba directrices a las autoridades policiales, contestó “no sé, para mi no es así”. Sobre si podría tolerar un funcionamiento como el descripto teniendo en cuenta que esa actitud negaría el rol del Ministerio de Seguridad y su propio rol, contestó que “sinceramente creo que no. Menos Enrico, con quien siempre he tenido buena relación. Lo de Enrico me lo enfocas como si fuera algo extraño pero si un presidente comunal puede pedir que se cambie un comisario ¿Por qué el senador no va a poder?”. En ese sentido argumentó: “¿No lo ha dicho públicamente (el intendente) Freyre cuando asumieron las nuevas autoridades en Venado Tuerto? Lo dijo en el discurso: ‘vos sabés bien José, dirigiéndose a José Pérez (ex responsable de zona de Venado Tuerto) que nosotros estuvimos trabajando para que te quedes acá’. Lo dijo en el discurso en la Comisaría 2da. Esto es lo mismo (…)’ ¿Que significa, que Freyre pone o no comisarios? Es una opinión más que se tiene en cuenta. Por ahí sale bien, por ahí sale para otro lado”.

Informe de inteligencia
Alguien que tuvo acceso al informe que generó la policía a pedido del senador relató a PR que “de los 25 había algunos que efectivamente tienen vínculos frecuentes con la actividad delictiva, otros a los que la propia policía los quería descartar (N. del E: se refiere a personas que “trabajan” para la policía y que, por uno u otro motivo, ahora desea ‘sacárselos de encima’), otros que ya estaban inactivos y a tres directamente se los involucraba en base a una mentira”. El criterio para la confección quedó liberado al arbitrio policial. La fuente citada señala que la propia confección del informe deja mucho que desear en cuanto a rigurosidad, seriedad de las imputaciones, datos y argumentos exhibidos como para motivar los allanamientos y detenciones. Una fuente muy vinculada a la cuestión seguridad desde el Ministerio de Gobierno señaló: “Todo el mundo sabe que en algún momento, cuando nosotros entramos (N. del E: se refiere a cuando asumió la gobernación el FPCyS) el jefe de Policía real era Polenta, que en realidad estaba al frente de la URVIII en Melincué. Más allá de quién fuera el jefe de la Policía designado por el gobernador. El tipo manejaba por detrás. En Venado Pérez en su momento manejaba un sector de la policía, en teoría; pero en realidad manejaba todo. Y si vos desarmas esa estructura se vuelve a armar. Siempre hay varios mandos paralelos, y eso contribuye al autogobierno, a la coexistencia de negocios, a internas. A inseguridad. Estamos tratando de terminar eso. Chaumont vino para eso”. Varios de los hombres que integraban la nómina, efectivamente fueron objeto de operativos pero fruto de otras investigaciones.

Contradicciones irreconciliables
Luego de la visita a Venado Tuerto del jefe de la Policía de la Provincia Omar Odriozola el viernes 5 de diciembre, el senador Enrico reclamó poner en marcha “un plan integral de seguridad que incluya la prevención del delito, poniendo énfasis en la aplicación del artículo 10 bis (de la Ley Orgánica de la Policía) para la detención por averiguación de antecedentes” porque “son una herramienta que pide la gente”.
En este sentido, en su visita a Venado Tuerto hace 15 días y consultado por PR sobre este punto, el secretario de Seguridad Chaumont dijo: “Indudablemente no podemos estar parando a la gente en la calle, a gusto y paladar. Esto no es una política que se deba aplicar según la cara del cliente. Tiene que haber una presunción, un indicio, para que podamos identificar a una persona en la calle, por algo más que por su cara”. ¿A quién obedecerán los efectivos de la santafesina en la ciudad de Venado Tuerto, al senador departamental o al secretario de Seguridad? ¿Si el senador puede requerir informes de inteligencia a la policía sobre quiénes tienen armas de fuego sin ser juez o fiscal, qué garantiza que luego no requiera informes de inteligencia de otro tipo, que avance sobre la intimidad de las personas? Concediendo que Enrico “nunca haría algo semejante”: ¿Quién garantiza que el próximo senador no lo hará, sentado este peligroso precedente? Zapatero a tus zapatos.

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