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El 2018 finalizó con unos 800 mil nuevos desempleados

El consultor en investigación social y miembro de la consultora MM y Asociados, Carlos Comari, publicó un informe que explica el acelerado crecimiento del desempleo el año pasado. El análisis se concentró sobre el mercado laboral en el tercer año de la gestión Cambiemos, aunque Comari apunta a 2019 como la continuidad de “una etapa destructiva” del empleo. Del repaso por distintos sectores en los últimos meses, se desprende la fuerte caída en el ámbito privado, y el crecimiento sostenido de los monotributistas.

Otros 800.000 desempleados

El informe de MM y Asociados sostuvo que “sin considerar el impacto de posibles hechos disruptivos, el empleo, al igual que los ingresos populares y el mercado doméstico, seguirá contrayéndose”. Y estimó en “800.000 personas el contingente de desempleados” que arrojó el 2018. Así como en los primeros tres trimestres, “las expulsiones del empleo formal superaron las 200.000 personas”, es esperable “posiciones de similar magnitud en el sector informal”. La pérdida de 30.000 inscripciones en septiembre “puede replicarse o incrementarse, estableciendo un piso de 100.000 pérdidas en el último trimestre”, algo que se expresaría también en el ámbito informal.

En base a este cálculo, entre formales e informales, en 2018 “los nuevos desempleados por destrucción de puestos de trabajo preexistentes, no podría ser inferior a los 600.000”. Con este criterio, al no crearse nuevas posiciones, “no menos de 250.000 nuevos ingresantes a la Población Económicamente Activa (PEA) no pudieron encontrar empleo”. De esta forma el informe concluyó que “con no menos de 2,1 millones de desempleados, la tasa de desocupación tendría como piso una proporción superior al 11% de la Población Económicamente Activa (PEA), al ingresar al ejercicio 2019”.

Datos engañosos

Otra cuestión que enfoca el informe es la dificultad para conocer la verdadera dinámica del mercado laboral, principalmente por tres motivos. En primer lugar porque las estadísticas oficiales proporcionan información muy limitada por recortes de cobertura. Otra razón que da lugar a la confusión son las extensas demoras en la publicación de los datos. Y por otro lado existen notorias incongruencias entre la información que publican los reportes oficiales.

El problema en función a los últimos informes oficiales, no sólo radica en el nivel de empleo que arrojan sino en cuanto a la trayectoria de esos datos. El último reporte del Indec sobre la tasa de desocupación mostró en el segundo y tercer trimestre de 2018 una baja del desempleo de 0,6%, mientras que a nivel interanual el crecimiento de la desocupación fue de 0,7%. Para MM y Asociados es llamativo que durante un período de contracción económica haya habido una mejora de los índices y que esa baja quede explicada por un aumento de la población ocupada.

La importancia de este último dato reside en que dentro de la población ocupada figuran empleos no registrados. A su vez, la componen “desocupados abiertos”, “ocupados demandantes de empleo” y “ocupados no demandantes disponibles”. Números oficiales basados en registros administrativos muestran que efectivamente ese sector creció el tercer trimestre, aunque al mismo tiempo el empleo registrado mostró una caída a partir de julio. Los inscriptos en el sistema de seguridad social se redujeron.

Límites a la información

La ausencia de cobertura del trabajo no registrado y la inconsistencia entre las estadísticas de las distintas bases de datos no ayudan a precisar datos sobre el mercado de trabajo. El Indec, que sí contabiliza el trabajo informal, sólo releva 31 grandes aglomeraciones urbanas. Otro dato a tener en cuenta es que Cambiemos extendió los períodos de rezago, es decir el lapso de tiempo entre el fin del período observado y su difusión. De esta forma las estadísticas más cercanas al comportamiento del mercado laboral las aportan los números de registrados en Afip y el reporte de trabajo registrado que difunde el Ministerio de Trabajo. Ambas con ausencia de información sobre trabajo no registrado.

Empleo registrado

El ex Ministerio de Trabajo Empleo y Seguridad Social, hoy devenido a Secretaría de Trabajo y Empleo, utiliza distintas categorías para clasificar a los trabajadores registrados. En el último informe, correspondiente a septiembre, mostró saldos negativos en casi todos los sectores con respecto al mes anterior. Entre asalariados privados se perdieron 29.000 puestos, en asalariados públicos más de 4.600, en autónomos 1.200 y en monotributo social 800. En ese período los que mostraron crecimiento fueron los asalariados de casas particulares con 1.700, y los monotributistas, con 4.900.

En los primeros nueves meses, el informe indicó que la pérdida de inscriptos llegó a casi 203.000, y las mayores bajas se registraron entre asalariados, 111.000 del sector privado y 40.000 del sector público. El informe destacó como “novedosa y significativa” la destrucción de posiciones provenientes de planes sociales, que hasta septiembre acumuló 73.000 registros menos.

Evolución del último año

Entre mayo de 2016 y fines de 2017, el gobierno mostró una expansión de 343.000 nuevos registros en total. Este fenómeno “se explica por la conjunción de las inscripciones de puestos de trabajo preexistentes, con la creación de nuevas posiciones”, según el informe. Agregan que los mayores aportes “son los que provienen de puestos de trabajo creados por los planes sociales (monotributo social) y del empleo público”. Aunque ambos casos registraron pérdidas en el último año.

Por otro lado, destacaron la contribución de monotributistas, que “no corresponden a la creación de nuevos puestos de trabajo, sino que son explicadas por la inscripción de posiciones preexistentes”. Este último es un dato no menor al observar que los monotributistas mantuvieron una tendencia alcista casi constante en los tres años de Cambiemos.

Durante los primeros tres trimestres de 2018 significaron 6.000 puestos de trabajo, contra los ya mencionadas 110.000 pérdidas en el sector privado y 40.000 en el sector público.

Privados y públicos

Se registró una tendencia contraria entre empleados del sector público y privado si comparamos los últimos números (septiembre) con el inicio de la gestión Macri. El rubro privados sufrió una pérdida de 81.000 inscriptos con respecto al principio del mandato, y el segundo trimestre de 2018 marcó el inicio de una nueva etapa decreciente. Los asalariados públicos en cambio, representaron un saldo positivo de 48.000 registros con respecto a noviembre de 2015. El informe indicó que cuando suben esos registros “no sólo recuperan las pérdidas, sino que tienden a superar los picos precedentes”.

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