Carlos Gastón Ike es todo un emblema de la Liga Venadense de Fútbol. Con 25 años de trayectoria como arquero en Primera División Ike fue campeón con Peñarol de Elortondo en 1998(Apertura y Clausura), también fue campeón con Jorge Newbery en el 2006 y logró el ascenso con Atlético Elortondo en 2011.
Luego de retirarse suguió su carrera como director técnico y hoy dirige a Los Andes de San Eduardo y también tiene su escuela de arqueros. En una jugosa entrevista realizada por Pueblo Regional, Ike recordó anécdotas de su carrera bajo los tres palos y dejó valiosas enseñanzas para los “pibes” que hoy están transitando la apasionante carrera de jugador de fútbol.
En un tramo de esa charla que vamos desmenuzando en varias partes, este gran arquero, ahora DT destacó el valor de la palabra, lo que siempre le inculca a los suyos y a los jugadores con los que habla: “Lo que siempre le digo a los jugadores y cuando hablo con colegas es tener códigos y valores. Cuando le das tu palabra a alguien, no la manches ni la pisotees. Si yo te doy mi palabra de que mañana dirijo o juego en determinado club, por más que venga cualquier otro club o cualquier otro técnico a pedirme que vaya a ese club con dinero en la mano o con lo que sea digo que no; si yo ya di la palabra para mi eso es fundamental. Eso se lo recalco mucho a los jugadores y en esta época de técnico a veces me ha pasado que el jugador te da la palabra y después por dos centavos se va para otro lado. Igualmente pasa en la minoría de los jugadores, el jugador de fútbol es bastante fiel en esto pero están las excepciones”.
Consultado respecto a sus arrepentimientos en su extensa carrera como futbolista, Ike expresó “no me arrepiento de nada”, aunque después, hilando más fino, expresó el hecho de no haberse ido a jugar profesionalmente cuando tuvo varias oportunidades para hacerlo: “de lo único que me podría llegar a arrepentir es que cuando pasó el tren para poder estar en algún club profesional lo dejé pasar y también a veces uno se lo dice a los chicos, que el tren pasa una vez y si tenés suerte pasa dos; a mi me pasó como tres veces y no lo agarré, quizá de eso me puedo llegar a arrepentir”.
