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Andrés Sarlengo: «La memoria siempre es imparcial e incompleta, pero no podemos hacer de los derechos humanos un partido”

El 24 de marzo, en Venado Tuerto, se realizaron dos actos, uno organizado por la Municipalidad, conocido como el acto oficial, y otro, que nuclea a distintas organizaciones de izquierda. La división, en un escenario de franca agresión encabezada por el gobierno nacional, debilita el reclamo y genera un clima de tensión que aporta poco a la defensa de la causa.

El docente y periodista Andrés Sarlengo, que es uno de los organizadores del acto alternativo que se realizó en la plaza San Martín, comenta al respecto: “desde mediados de los ’80 siempre hubo un acto organizado de forma multisectorial de los sectores de izquierda. La estatización de la memoria después arranca con los actos oficiales, que tiene la intención de pedir disculpas. Que me parece interesante pero no alcanza a cambiar las condiciones de un terrorismo de Estado que se continúa con Macri. Es al Estado al que le reclamamos, es el Estado el que viola los derechos humanos. Esto es una crítica al Estado”.

En relación al posicionamiento de las organizaciones sobre las políticas de derechos humanos llevadas a cabo el último tiempo y el proceso de desarticulación y reorientación del Estado asumido con el gobierno de Mauricio Macri, Sarlengo detalla: “este es un Estado que todavía sigue teniendo enclaves conformadas durante la dictadura cívico-militar-eclesiástica. Hubo avances en el kirchnerismo, algunas con Alfonsín y después en el kirchnerismo, en el resto hubo continuidad absoluta. La memoria siempre es imparcial e incompleta, pero no podemos hacer de los derechos humanos un partido”.

La fuerte reacción de los defensores de represores y las campañas para deslegitimar la lucha por los derechos humanos, socavar la importancia de las organizaciones e intentar reinstalar teorías de los dos demonios y la negación del plan sistemático de exterminio, impone la necesidad de un diálogo y un marco de unidad en la defensa de los juicios a los genocidas. En ese sentido, Sarlengo reconoce: “Macri es el poder civil de la dictadura. Pero la cuestión es por qué en el acto oficial no se habla de Milani. O por qué solamente el sector peronista es el que habla. Sería interesante que sean actos donde haya diversas voces. El Concejo podría exigirle al Municipio que haya más diversidad los 24 de marzo”.

 

Documento leído en el acto de plaza San Martín:

«Es 24 de marzo, y como esta infaltable brisa de otoño que trae las primeras hojas muertas; estamos nuevamente en esta plaza. En recordación de todos los luchadores populares desaparecidos, asesinados o perseguidos durante la dictadura instaurada hace 41 años.
Nos acompañan en la memoria el venadense Ángel «tacuarita» Brandazza, estudiante, trabajador y militante popular secuestrado y desaparecido en la ciudad de Rosario. Su caso ocurrido en diciembre de 1972 fue un claro ejemplo de cómo operarían las fuerzas represivas con la dictadura de 1976.
En otro extremo, Jorge Julio Lòpez, secuestrado por la dictadura y vuelto a ser secuestrado y desaparecido en esta democracia que no lo protegió y tampoco lo buscó.
Y en medio de estos dos casos paradigmáticos: los 30.000 argentinos desaparecidos y todos aquellos encarcelados, perseguidos o exiliados
Por supuesto que la junta militar usurpadora no era la de unos loquitos sueltos, representaban una nueva vuelta de tuerca de las clases dominantes y saqueadoras. Tenemos en claro que estas mismas clases dominantes han continuado sus tropelías en otras condiciones durante esta etapa de democracia constitucional.
Por eso y mucho más estamos aquí, con la presencia constante de Clemente Arona, asesinado por los coletazos del sistema represivo.
Porque la lucha continúa como lo hubieran querido los que siempre nos han acompañado y ya físicamente no pueden estar.
Como Doña María Surletti quien golpeara las puertas del II cuerpo de ejército en Rosario en busca de su hijo Ricardo Machado y su mujer embarazada.
Como Segundo Ottolini a quien esa madrugada le rodeó la casa un piquete de soldados cuerpo a tierra apuntando con sus fusiles FAL.
Como Julio «Cachito» Lobos procesado con dos causas federales en tiempos de esta democracia.
Porque la lucha continúa en estas nuevas condiciones de democracia constitucional.
Cada dos años nos convocan a elegir por el voto a nuestros representantes, pero el poder real está anclado en otra parte: en poderosas corporaciones económicas, mineras, petroleras, terratenientes y financieras. Y su correlato en la superestructura jurídica y política del estado y resolver esa contradicción es la lucha por los Derechos Humanos en la Argentina de hoy». 

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