(Publicado en segunda edición de febrero de PUEBLO Regional) A fines del siglo pasado desembarcaba en la Liga Venadense de Fútbol Adrián Blas Taffarel. De regreso a tierras chovetenses pintó un panorama sobre la actualidad y evolución de la Liga Venadense de Fútbol. Describió la realidad de los clubes haciendo hincapié sobre la importancia de formar a jóvenes deportistas. Criticó la falta de inversión en categorías inferiores y explicó por qué la liga venadense se convirtió en una de las más importantes del interior. Dio su visión sobre la gestión de Mario Marcaccini al frente de la Liga Venadense y explicó los motivos del regreso a San Martín de Chovet, a pesar de haber recibido ofertas económicas superadoras. Se definió como un “entrenador de procesos largos”.
Desde el interior del vestuario que lo recibió por primera vez en estas tierras dialogó con PUEBLO Regional.
Gran parte del ambiente futbolero le atribuye la jerarquización de la Liga Venadense, ¿qué cambios observó desde su llegada?
El cambio fue enorme, sobre todo, en los clubes. Hoy cada club se prepara como un club profesional; tienen un piso de cancha excelente, tratan de tener un estadio acorde a lo que se juega. Se ha progresado muchísimo. También, los jugadores que han llegado a la Liga la han prestigiado y elevaron el nivel. Por ejemplo la Liga Casildense, años atrás, era una de las mejores ligas del interior y creo que hoy la venadense está a la par a nivel de estadios, jugadores y entrenadores.
La llegada de esos jugadores elevó el nivel de la competencia, ¿qué se debe hacer para no relegar al jugador local?
Es importante fomentar el deporte en los jóvenes y que los clubes se nutran de jugadores locales, pero eso se puede lograr si hay una estructura y técnicos que se dediquen a formar jugadores.
Esos entrenadores son contados con los dedos de una mano…
No conozco demasiados técnicos formativos que se nutran de jugadores de divisiones inferiores y que esos jugadores puedan ser representativos para un club. Creo que muchos de los técnicos están a la altura de la primera división en el tema de tener cantidad de jugadores. Uno de los técnicos que continúa el camino que iniciamos es Gerardo Celoria (Jorge Newbery de Venado Tuerto) que tiene un equipo formado con jugadores genuinos del club. Unión y Cultura (Murphy) y San Martín (Chovet) también son clubes que apostaron a ello.
El cupo para los refuerzos es un tema que hace tiempo se está discutiendo, ¿Qué opina al respecto?
Eso le daría lugar al jugador local. El tema es la formación de ese chico; tiene que estar bajo la supervisión de gente capacitada para que el nivel que la Liga tiene no decaiga. El nivel que tiene hoy la Liga se lo están dando los jugadores que vienen a jugar de afuera.
¿Qué hace falta para regular ese tema?
Tendría que ser un mensaje de la Liga hacia los clubes y que los clubes tengan la aceptación de lo que se está pidiendo, ya que favorecería el crecimiento de cada chico que pertenece a cada club.
Priorizar la formación deportiva, ¿cómo se logra?
Hoy por hoy los clubes invierten más en su primera división que en divisiones inferiores. Para lograr eso hay que destinar recursos a los formadores de jugadores, para que esos chicos crezcan y se desarrollen porque si no invertís en eso bajaría mucho el nivel de juego. Hay que proponerse formar chicos para que puedan jugar en su club.
Más allá de lo futbolístico, ¿qué aspecto le preocupa?
El tema de la seguridad en los partidos es fundamental. La rivalidad que existe entre clubes o entre un pueblo y otro tiene que seguir existiendo en lo deportivo. Pero la familia en el interior tiene que ir a la cancha tranquila.
Desde tu desembarco en la región que Mario Marcaccini es el presidente de la Liga, ¿Cómo observa su gestión?
Lo conozco desde hace 16 años, cuando llegue a la Liga. La gestión no la veo mal, es un presidente abierto a lo que los clubes decidan. Pero creo que pasa por el compromiso de los clubes porque la Liga es de ellos y no de una persona. Si los clubes se unen y se proponen cosas esto se puede seguir mejorando. Creo que la zona da para un crecimiento y una exigencia mayor.
Además de entrenador de campo cumplió otras funciones, ¿cómo fue la etapa de coordinador?
La parte de coordinación no es fea pero no te da la posibilidad de trabajo, de entrenar. Me gusta poder estar adentro de la cancha durante la semana y ver el domingo si pudiste realizar algo de lo que enseñaste. En Newbery estuve nueve años; siete en la parte formativa y los últimos dos volví a dirigir. Sigo eligiendo ser entrenador.
A la hora de elegir un sistema táctico, ¿sostiene una misma idea de juego o se considera un pragmático?
Me gusta conocer al jugador, ver en qué lugar se siente más cómodo y tratar de aprovechar eso. El único entrenador de fútbol que puede jugar de la manera que quiere es el técnico de la Selección Argentina. Todos los demás técnicos que estamos en los clubes, en el fútbol profesional o en el interior, vamos acomodando el equipo de acuerdo con lo que tenemos; si no hay volante creativo tendrás que jugar con doble cinco o si tenés tres defensores te las arreglas para que los volantes cierren.
San Martín fue su primera experiencia como entrenador en la Liga, ¿qué significa volver a ‘la Franja’?
El desafío en San Martín es más grande de lo que uno piensa, porque fue una época linda la que nos tocó vivir a todos. Actualmente, el club está atravesando una etapa muy buena, se ha progresado. Tiene un caudal de chicos importante, pero hay que prepararlos para lo que tendremos que afrontar porque si no les damos los argumentos pueden llegar a fracasar. Los chicos se tienen que sentir preparados para los objetivos que nos trazamos.
¿Cuáles son los objetivos?
Yo soy competitivo y el objetivo que uno se traza es llegar a lo máximo que se pueda. El riesgo es competir y llegar. Después haces el análisis y ves si te conformas hasta donde llegaste, si se hizo todo lo que se había planificado. El objetivo es formativo, preparar a estos jugadores para que nos puedan representar el día domingo. No somos más que nadie, pero menos tampoco. Para los objetivos que yo me trazo se necesita tiempo. De otra manera, con siete u ocho refuerzos, los resultados se pueden llegar a dar más rápido. Me gusta el trabajo, darles posibilidades a los más chicos.
¿Cómo encontró el Club después de tanto tiempo?
A nivel club estoy a gusto. Con el presidente (Walter Celestino) coincidimos en lo que hablamos. Recibí mucho apoyo y ningún tipo de presión. Es una tarea grande la que tenemos, y están involucrados no solo los chicos que vinieron como refuerzo, sino también los jugadores locales que son los jugadores genuinos del lugar y hay que amoldarlos a un nivel casi profesional. La materia prima está, hay que pulirla. Soy un técnico que no anda un año por cada lado, soy un entrenador de procesos.
